Celebrando la vida en un barco en St. Barths

Tiempo de lectura: 5 min.

En marzo aprendí que los sueños se hacen realidad. Después de vivir tantos meses encerrados, pasar cumpleaños en soledad, estar apartados de la familia, los besos, los abrazos y nuestros amigos, aprendimos a descubrir muchas cosas importantes. Entre ellas, quién sí y quién no debe pertenecer en nuestras vidas de ahora en adelante. Perdimos mucha gente que amábamos. No todos se marcharon de este plano. Simplemente ya no pertenecen a nuestro espacio. Era el momento para abrir una puerta astral de sabiduría y agradecimiento con el universo por cumplir nuestros caprichos y sueños.

En medio de la incertidumbre a nivel mundial por causa de una pandemia que nos tomó a todos por sorpresa, se llevó a mucha gente querida, y un sinfín de cosas nada agradables. ¡Aprendimos grandes enseñanzas de vida! 

El día de hoy, comparto estas líneas porque me siento muy afortunada, y mucho más agradecida, de haber tenido la fortuna de ser invitada por una gran mujer y amiga, a unas vacaciones que sin duda han sido únicas. Vaya que he tenido oportunidad de viajar y experimentar en muchos países a lo largo de mi vida. Pero esto no solo fue una vacación en un gran barco, y que digo barco…. Un verdadero “transatlántico”, con amigos fantásticos, únicos e inolvidables. La mitad nos conocíamos, la otra mitad no. Esto ha sido hasta el sol de hoy, la mejor experiencia de vivir la vida como merecemos vivirla y soñarla. Este viaje me enseñó muchas cosas. Entre ellas, que si lo soñamos, lo creamos… ¡Creer es crear! Y les ruego, por favor, ¡NUNCA DEJEN DE SOÑAR!

La cita fue en St. Maarten. Para esto, tuve que volar a Miami para tomar un vuelo, que de ahí me llevaría hasta este punto de partida. Claro, después de cubrir todas las medidas sanitarias, exámenes PCR etc… La logística corrió por parte de su Capitán. y ¡WOW! No se les escapó el más mínimo detalle. 

En St. Maarten, nos recibió parte del Crew del “TE MANU”, a bordo de un tender. Afortunadamente, varias amigas compartimos el mismo vuelo de Miami a nuestro destino.

Un barco modelo CODECASA 1998, de 162 pies equivalentes a 49.38 metros de eslora, diseñado en su última remodelación por Franco & Betsy Godfrey, sirvió de hogar y cómplice en nuestra aventura. Este barco, es un sueño hecho realidad. Personalmente, pienso que a diferencia de los barcos actuales de diseños ultra modernos, este barco te traslada a la idea de estar en un barco de la realeza. Sus líneas son impecables como todo el arte,  las maderas, los detalles y el puente de mando.

TE MANU cuenta con 6 camarotes muy cómodos. Cada uno con todas las amenidades. Camas tipo heavenly, closets de buen tamaño, y baños elegantes en mármol y madera. Un elevador te transporta desde tu camarote en el piso 1 a todos los niveles. En el piso 2 está la biblioteca, una sala, un comedor extraordinario, la cocina principal y el fabuloso camarote principal. Es un sueño. Resguardado en la proa del mismo barco.

El piso 3 sirvió de base para nuestra travesía. ¡Es la joya de la corona!

La mayoría del tiempo se disfruta aquí para aprovechar la sala de cine, el bar, un piano, esculturas impresionantes y el comedor de la terraza. El área más aprovechada de Te Manu.

El piso 4 fue para mi el punto más divertido. Entre juegos de backgammon, carcajadas con uno de mis mexicanos favoritos, brindis con Moet Rosé y atardeceres inolvidables, capturé desde sus camastros y el jacuzzi time lapse incomparables que comparto con ustedes. Lo más cool es que puedes bajar desde ahí a tu camarote en el elevador.

Todos los días, el fantástico CREW liderado por Marina Bakic y todo su extraordinario equipo, nos deleitaron con sorpresas, mesas impecables de diseños diferentes para cada ocasión, actividades diferentes como picnics en la playa y espectaculares cenas a cargo de chefs estelares. Cada noche el festín se inspiró en temas como romanos, mexicanos y japoneses, que acompañados de los disfraces acordes a cada tema, ayudaron a crear fotografías y memorias increíbles. Nuestras favoritas fueron la Toga Party y el cumpleaños de mi querida amiga-. Quien en verdad como todos los días y a todas horas, al igual que el CREW, se lucía. En ningún momento ninguno de los invitados tuvimos una sola queja, ¡ni UNA!.

Cabe destacar que no es fácil estar en una embarcación por tantos días, con algunos amigos y otros que conocimos al embarcar. Pero cuando se lleva una energía tan positiva, todo fluye como debería. ¡No tuvimos un solo momento de mala vibra! Todo fue felicidad y armonía pura.

Por temas de COVID nuestra fantástica anfitriona decidió estar durante estos 11 días en St. Barths, -nada mal por cierto-, Cambiamos de locación de playas para anclarnos y todo era absolutamente espectacular y diferente. Un sueño, una experiencia sin igual.

Para aprovechar el día, en el barco contábamos, con Beach Club, paddle boards, sea bob, motos acuáticas y 2 tenders. Esquiamos, nadamos, andábamos en moto, o en los grandes colchones inflables. El Crew del Te Manu nos dio una capacitación para usar estos juguetes, y a diferencia de otros lugares, ellos hacen firmar por orden gubernamental una responsiva donde te educan a utilizar estos juguetes de forma correcta. Algo que nunca vi de este lado del continente y hace pensar que quizá sería bueno educar a las autoridades portuarias a tomar medidas similares.

Nuestra visita a St. Barths para cenas, paseos y compras, nos llevó a La Petite Plage, y otros restaurantes muy nice. El puerto es divino, impecable. Las compras buenísimas. Encuentras, desde Hermès, Cartier, Rolex, Louis Vuitton, Dolce & Gabbana, MC2 e increíbles trajes de baño y bolsas de playa. Confieso que me divertí mucho en esta tienda y compré bastante. Y si bien la comida fue toda una delicia, la que preparaban en el Te Manu fue infinitamente mejor que en cualquier otro lugar.

Nuestros vecinos eran:

Roman Abramovich, un empresario ruso, con su barco “Eclipse”. Una imponente embarcación de nada más ni nada menos que 170 m de largo. Sin contar el tremendo avión que tiene en el hangar de St. Maarten.

Seven Sins

Entre otros.

En nuestro grupo se encontraban: artistas, banqueros, galeristas, poetas, empresarias de hotelería, gastronomía, cineastas, yogis, real estate advisors y más. A pesar de que estábamos de vacaciones, todos, absolutamente todos, estábamos trabajando en ese momento. No todo es vacaciones. Ahí entendemos que cuando sabes manejar tus negocios, con la tecnología y conectividad que tenemos ahora, podemos gozar y estar en cualquier parte del mundo sin descuidar tus prioridades. Que el mundo cambió radicalmente. Y que si somos inteligentes y soñadores podemos estar donde deseemos. Dedicando un tiempo al trabajo y otro al gozo.

Entre todos formamos un gran lazo amistoso y un cariño ¡que siempre estará en mi corazón!

Este viaje fue el cumpleaños de varios de nosotros, que encerrados no pudimos festejar como hubiéramos deseado. Pero, sin duda, al menos para mi, ¡uno de los mejores regalos que me ha dado la vida! 

¡GRACIAS INFINITAS!

¡DISFRUTEN LAS FOTOS!

Share

Images & Video

Gabriela Sánchez

Una respuesta a «Celebrando la vida en un barco en St. Barths»

  1. ECP dice:

    Excelente crónica de un viaje a bordo de un super yate especial, es una experiencia que no se olvida. Un beso gran Gaby San
    Te saludo con el ella, Castillo–Pesado

    Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *